La nueva ruta de la seda en LatAm

China extiende la iniciativa comercial con Latinoamérica. Perú es el último país del continente en incorporarse.

En 2013, el presidente Xi Jinping pronunció un discurso que anunciaba uno de los más ambiciosos proyectos comerciales de China: la nueva ruta de seda. También conocido como “Belt and Road”, este proyecto expande la presencia China en el mundo, reforzando los lazos comerciales con todos los continentes, incluidos África y Latinoamérica.

La nueva ruta de seda es un proyecto de transporte que pretende emular el éxito comercial que significó el milenario intercambio mercantil de China con el mundo. Este proyecto incluye una ruta de transporte terrestre para llegar a Europa, una ruta marítima para comerciar con Asia y África, además de una ruta transoceánica.

La ruta transoceánica le interesa a América Latina, debido a que cruzará el océano Pacífico para conectar a la región con el gigante asiático.

Esta expansión de China contrasta con la reciente política hostil de Estados Unidos, que en la presente administración se ha alejado de algunos socios comerciales clave.

Cronología de expansión Asiática

Panamá fue el primer país latinoamericano en incorporarse a la iniciativa china. Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Cuba y Perú le han continuado, a pesar de las advertencias de Estados Unidos sobre el gigante asiático.

Sin la ruta de la seda, los bancos de desarrollo chinos prestaron durante los últimos doce años $150.000 millones en 12 años. Este número es probable que aumente con la iniciativa comercial que recientemente incorporó a Perú.

“China se ha consolidado como el principal socio comercial del Perú y estamos seguros de que las relaciones entre ambos países se profundizarán aún más gracias a las iniciativas de cooperación que puedan desarrollarse en el marco de la Ruta de la Seda”, dijo el ministro de Comercio Exterior y Turismo de Perú, Edgar Vásquez, en el marco de un foro global sobre la iniciativa comercial que se celebró en Pekín.

Chile anunció en noviembre que se uniría a la iniciativa, un hecho llamativo si se considera que Chile es un aliado de Estados Unidos. Sin embargo, China también se ha convertido en el principal socio comercial de esta país sudamericano  El ministro de Comercio chileno, Roberto Ampuero, dijo que el acuerdo abría unas “perspectivas tremendas”, principalmente en materia de infraestructuras.

“Queremos transformar a Chile en un verdadero centro de negocios para las empresas chinas, para que ustedes puedan, desde Chile, llegar también a toda América Latina”, dijo Piñera en el marco de la reunión de Pekín.

Italia es, por el momento, el único país del G7 en sumarse a la iniciativa. Para los críticos, la Nueva Ruta de la Seda no solo representa un audaz aumento de la influencia geopolítica y estratégica de China, sino también el endeudamiento de los países receptores.

Durante el foro en Pekín, Xi quiso aliviar las preocupaciones sobre la iniciativa y prometió garantizar la transparencia y la “sostenibilidad fiscal” de todos los proyectos “Todo debe hacerse de manera transparente y debemos tener tolerancia cero ante la corrupción”, dijo Xi quien agregó que “También debemos garantizar la sostenibilidad comercial y fiscal de todos los proyectos para que alcancen los objetivos previstos según lo previsto”.

La Nueva Ruta de la Seda, emblema del gobierno de Xi Jinping, tiene en realidad otro nombre oficial: Yīdài yīlù (Una franja, una ruta) y consiste en una ola de fondos chinos para grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo y como la antigua ruta comercial marítima, la Nueva Ruta de la Seda tiene como objetivo vincular a China con Europa, Medio Oriente, África y ahora también América Latina.

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