Si dejas de conducir, reciclas todo, dejas de comer carne, dejas de volar… si prácticamente detienes toda acción que contamine — solo habrás reducido una tercera parate de tu huella personal de CO2. El gran problema son los contaminadores masivos.
Norwegian Meteorological Institute
Como individuos, podemos aportar bastante a la reducción de gases invernaderos para detener el cambio climático. Sin embargo, las acciones más significativas solo las pueden llevar las grandes empresas. Estas son las responsables de la mayor parte de la liberación de gases invernadero a la atmósfera.
Por eso mismo, las iniciativas tecnológicas que se enfocan a mejorar los procesos industriales pueden tener un mayor impacto para desacelerar el cambio climático y alcanzar de esta manera las metas propuestas en el acuerdo de París. El venture capital cada vez le pone más atención a estas iniciativas.
Este sector es llamado CleanTech y agrupa a una variedad de tecnologías relacionadas con la energía, el agua, la agricultura, el transporte y la manufactura, con el objetivo de reducir la toxicidad de la industria.
Un ejemplo en Latinoamérica es qAIRA, una startup peruana dirigida por Mónica Abarca que con el uso de drones mide el impacto ambiental de la minería y ayuda a la industria a identificar áreas de mejoras.
Sunthetics, empresa creada por la ingeniera química Daniela Blanco, es otro ejemplo. Esta startup mejora el proceso de producción de nylon, una de las industrias más contaminantes en el mundo.
Las CleanTech también tienen puntos de encuentro con otros sectores, como las AgTech. La agroindustria también es un sector muy contaminante, tanto en su producción como en el transporte. Por eso mismo, solucione con big data e inteligencia artificial permiten mejorar los procesos del campo y reducir su impacto en el ambiente.
¿Cómo pueden ser rentables las CleanTech?
Las CleanTech, además de reducir el impacto ambiental, permiten a las empresas ampliar sus márgenes de ganancias al hacer más eficientes sus procesos y reducir el desperdicio de energía, recursos o multas por daños ambientales.
En 2008, las inversiones en CleanTech llegaron a su punto más alto y después de esto, el sector ha ido en picada a pesar del avance de otros sectores. Parte de la pérdida de interés por parte de los inversionistas en las CleanTech se debió al éxito de las industrias tecnológicas que, con menor inversión y recursos lograban mejores resultados.
Mark Golden señala que “los fundadores de startups Cleantech y sus empleados tenían mucha experiencia en áreas como inventar materiales y dispositivos, pero carecían de la experiencia de manufacturar u operar un negocio. Esta falta de experiencia no era fatal en las startups enfocadas en las tecnologías de la información porque estas creaban seguido nuevos mercados, mientras que los emprendimientos en energía limpia tenían que capturar una parte de un mercado ya existente”:
Para John Weyant, profesor de Standford en ciencia e ingeniería administrativa, las CleanTech podrán ser mucho más productivas gracias a la necesidad que tiene el mundo de obtener energías más limpias y eficientes. Además, ahora muchos directivos de empresas tradicionales de energía han comenzado a apoyar estas startups, ofreciéndoles la experiencia que les hace falta. Sin embargo, la inversión privada probablemente todavía será exigua incluso ahora que algunas firmas de capital de riesgo han decidido invertir en ellas.
Y Combinator solicitó statups que estuvieran relacionadas con CleanTech y ha decidido apoyar iniciativas como son microbios genéticamente para ayudar a organismos del Océano a eliminar el CO2 marino, por ejemplo.
Para Ernestine Fu, “la industria CleanTech es como los primeros días de la exploración oceánica, donde los monarcas financiaban las primeras exploraciones, las cuales eran caras, riesgosas y tenían el potencial de ser muy redituables”.
En este sentido, los gobiernos juegan un rol clave en el desarrollo de tecnologías sustentables.