Las condiciones de inversión de Softbank causan molestias en Latinoamérica

Personas relacionadas con el sector de capital de riesgo expresaron algunas prácticas consideradas abusivas.

En América Latina, los fondos de capital de riesgo son incipientes. El año pasado representaron solo dos mil millones de dólares, una porción pequeña comparado con los 50 mil millones de dólares que se mueven a nivel mundial. 

La contribución del capital de riesgo al Producto Interno Bruto también es mínima en la región. En los países latinoamericanoes, conforma solamente 0.04% del PIB, diez veces menos que en Estados Unidos, donde es el  0.43%, y ocho veces menos que en China, donde representa el 0.33%, según un reporte de McKinsey & Company.

La creación de un fondo de Softbank con cinco mil millones de dólares exclusivos para Latinoamérica en 2019 representó una revolución para las startups de la región. Sin embargo, a más de seis meses de la entrada del conglomerado japonés, no todos están muy felices de cómo opera este fondo de inversión que dirige Marcelo Claure. Y en América Latina, Softbank ha impueto reglas diferentes para la región.

Las inversiones de Softbank han levantado dudas

En los últimos meses, los analistas financieros han puesto en duda el talento del conglomerado japonés para las inversiones de riesgo. El caso de WeWork ha sido el causante de esta crisis de confianza dentro de la compañía.

Desde el principio, varios inversionistas cuestionaron que el modelo de negocios de WeWork fuera innovador y sospecharon que la compañía era solamente una empresa más bienes raíces. A pesar de estas dudas, WeWork se preparaba para salir al público hasta que un escándalo detuvo los ambiciosos planes de la compañía. Además de ser solo otra empresa más de bienes raíces, WeWork carecía de un modelo sostenible a largo plazo y estaba quedándose sin fondos.

Adam Neumann provocó la insolvencia de su propia compañía. El fundador de WeWork rentaba a la compañía edificios que estaban a su nombre, mientras colocaba a familiares y amigos en puestos claves. Este comportamiento no pasó desapercibidio, sobre todo al tratarse de un emprendedor excéntrico que no tenía empacho alguno en presumir sus excesos.

El mal manejo de Neumann hizo que muchos consideraran que Softbank daba demasiada libertad a los directivos de las startups que ayudaba a financiar. Además, los planes de crear un fondo de riesgo más ambicioso que su Vision Fund están ahora en pausa por el escándalo.

En América Latina, Softbank cuenta una historia distinta.

Softbank anunció su fondo de inversión para Latinoamérica desde inicios de años. Al principio, parecía que el conglomerado japonés haría lo mismo que hizo con otras startups: inyectarles grandes cantidades de dinero para que en poco tiempo acaparen la mayor parte del mercado.

En un principio, la estrategia pareció sumamente exitosa. Softbank fue uno de los primeros inversionistas de Uber y uno de los socios mayoritarios, así como de su competencia china Didi. En la región, Softbank ha hecho lo mismo con compañías como el servicio de entregas a domicilio Rappi, a quien le destinó mil millones de dólares, lo que representó más de una tercera parte de la inversiones de capital de riesgo de la región en la primera mitad de 2019. En menores proporciones, el fondo japonés ha dirigido recursos a diferentes compañías de Brasil, Colombia y México como son Ayenda, Clip o Creditas. Sin embargo, los analistas han puesto en duda esta misma estrategia con la desalentadora salida al mercado de Uber y el gran descalabro de WeWork.

Tal vez motivado por un cambio de estrategia, o tal vez por las características de los fondos de riesgo en Latinoamérica, Softbank ha cambiado su forma de invertir en la región.

El capital de riesgo es un sector muy joven en Latinoamérica. Las inversiones de Softbank son una oportunidad para impulsar la innovación para los emprendimientos tecnológicos que ya están en una etapa final de desarrollo. Hasta el momento, estos han sido el principal objetivo del fondo japonés. Sin embargo, el conglomerado japonés también  ha decidido invertir en fondos de inversiones de riesgo de la región, lo que ha generado molestia para algunos inversionistas por las condiciones que Softbank impone al momento de invertir, según mencionaron a Reuters fuentes anónimas relacionadas con la industria.

Una de las principales inconformidades es que Softbank solicita el derecho de tanteo -tener prioridad en la ronda de inversión- si una de las compañías de algún determinado fondo de inversión decide invertir dinero extra o ser puesta a la venta.

Esta condición daría a Softbank una ventaja decisiva como inversor potencial en futuras rondas, además de ofrecer al conglomerado una ventaja sobre inversionistas en el mismo fondo.

Las fuentes de Reuters señalan que el deseo de Softbank de tomar esta posición en un fondo molesta a otros inversionistas del fondo que tienen deseo de coinvertir.

Dos fondos de capital de riesgo brasileños han rechazado la propuesta de Softbank por la condición de los términos, según dos fuentes que tuvieron conocimiento en el tema.

Softbank también pide a las firmas de capital de riesgo invertir para aceptar una cláusula que da prioridad al conglomerado japonés cuando está interesado en inversiones en startups en etapas tempranas. 

Softbank mencionó que dirigiría cerca de 500 millones de dólare en fondos de inversión de riesgo de terceros, sin embargo hasta el momento no se ha mencionado cuánto se ha invertido hasta el momento. En septiembre, la agencia de noticias Reuters mencionó que Softbank había cerrado tratos con al menos dos firmas de capital de riesgo: la brasileña Valor Capital y la argentina Kaszek Ventures, quienes recientemente anunciaron que habían obtenido 600 millones en nuevo capital.

Las valuaciones importan

Una parte del conflicto con las condiciones de Softbank para los fondos de inversión está relacionada con la valuación que recibe una empresa tras sucesivas rondas de inversión en startups. Los inversionistas dentro una firma de capital de riesgo son los que suelen liderar las rondas de inversión. Una de las fuentes indicó que esta era considerada la mejor práctica tanto para los fondos de capital de riesgo como por otros inversionistas para permitir a diferentes actores tener un peso mayor en la valuación de sus esfuerzos.

El fracaso de WeWork en su intento de salir al público muestra por qué los inversionistas estaban en desacuerdo con la valuación de 47 mil millones de dólares establecida tras su última ronda privada. 

La profesora de la Universidad de Columbia Donna Hitscherich ve la demanda de liderar sucesivas rondes de inversión como una exigencia natural de un inversionista o fonde de capital de riesgo que apostó en una compañía desde el inicio. 

Softbank aún no ha participado en rondas de inversión sucesivas en ninguna compañía de Latinoamérica, ya que su fondo dirigido a la región inició a penas este año.