La digitalización también debe llegar al sector eléctrico en Latinoamérica

La infraestructura hidroeléctrica de América Latina está envejeciendo y requiere de inversión para su modernización.

Arturo D. Alarcón del Banco Interamericano de Desarrollo modero la mesa virtual sobre el potencial de modernización de las hidroeléctricas en América Latina.

En el evento, Ariel Yépez-García, el Jefe de División de Energía del Banco Interamericano de Desarrollo habló sobre los retos que tiene el sector energético en América Latina.

Uno de los principales riesgos es el envejecimiento de las plantas hidroeléctricas que fueron construidas hace más de treintas años, una acción que requiere de inversiones de millones de dólares para modernizar y mejorar las confiabilidad de las centrales hidroeléctricas que existen en la actualidad en la región.

La International Hydropower Association ha apoyado al BID para trabajar en América Latina en este tema de la modernización de las centrales eléctricas de la región. El BID ve que existe una necesidad en este sector, lo que también podría ser una oportunidad para reactivar la economía y recuperar la inversión.

Eddie Riech, director ejecutivo de la IHA, comentó en la plática sobre los retos de la economía actual debido a la crisis causadas por el COVID-19, donde la modernización del sector puede ser una oportunidad de recuperación.

Riech comentó que uno de los principales objetivos debe ser mantener la infraestructura que actualmente se tiene disponible en la región.

María Ubierna comentó que la energía hidroeléctrica es el 16% de la generación de energía mundial, siendo más que cualquier otra energía renovable. Más del 75% de las energías renovables en capacidad de la región es hidroeléctrica, siendo la segunda región con más inversión en este sector.

Brasil, Colombia, Costa Rica, Paraguay y Venezuela son países que tienen más del 50% de su capacidad de hidroeléctrica instalada. Por tener un rol vital en el desarrollo de la región, requiere de modernizarse, lo que deberá hacerse en 2030.

Los ponentes de la mesa estuvieron de acuerdo que el impacto del COVID-19 puede crear un buen momento para aminorar las consecuencias de la recesión causada por la pandemia.