Las revoluciones más importantes de América Latina sucedieron en el campo. Los páramos latinoamericanos han sido testigos de las desigualdades sociales, pero también de los reclamos de justicia. Ahora, una nueva revolución está gestándose desde las pampas argentinas hasta el río Bravo bajo el liderazgo del Internet de las Cosas.
La cuarta revolución tecnológica está llegando al campo con sensores para predecir la lluvia, monitores que muestren las características del suelo, medidores de humedad. Todos estos dispositivos estarían vinculados a una plataforma de big data que analizaría e interpretaría los resultados con Inteligencia Artificial.
Modernización del campo en América Latina tendría un impacto global
Las innovaciones en el campo tendrían un impacto económico en el mundo, no solo en América Latina. Desde el año 2000, la región superó a América del Norte como la principal exportadora de productos agrícolas en el mundo. En la mayoría de los productos, los países latinoamericanos tienen un superávit y, según los pronósticos, la cuota de exportación de la región crecerá un 25% de aquí al 2028.
El IoT impulsaría esta tendencia. Estas tecnologías aportan nuevas posibilidades en la gestión de la producción rural. Los satélites con servicios más accesibles permiten el monitoreo de cultivos. Los cosechadores modernos le permiten conocer la productividad por campo (unidad por área). Las soluciones inteligentes de riego miden el nivel del agua en el suelo para evitar el desperdicio y reducir los gastos. Las principales potencias económicas de la región han empezado a dar los primeros pasos para esta revolución.
Los gobiernos de Brasil y Argentina han impulsado la utilización de esta tecnología en años recientes. Brasil ha presentado proyectos pilotos para impulsar la tecnologías del campo en el país, mientras que Argentina planea una reforma en su legislación que permita reducir los costos de los dispositivos tecnológicos. La revolución apenas está comenzando.